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En anteriores notas anteriores, tales como las empresas son impulsoras del cuidado del medio ambiente y prohibir el plástico de un solo uso aporta al planeta, hemos resaltado la importancia de cuidar el planeta, desde una perspectiva individual y colectiva.
Es en ese contexto que resulta necesario indagar sobre este tema vital, para comprender qué ocurre en nuestro entorno y cómo podemos ayudar.
Pero existe un tema que no se puede pasar por alto y son los microplásticos. Aunque por su tamaño sean casi imperceptibles, lo cierto es que su presencia es cada vez mayor, afectando el consumo de alimentos y otros recursos necesarios para los seres vivos, y uno de ellos: el ser humano.
Para ser más precisos con su significado, se definen como pequeños fragmentos de plástico que llegan a ser de menos 5 mm. Pequeños ¿verdad?
Estos residuos surgen de la degradación del plástico, que es una verdadera problemática a nivel mundial, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID): “en los últimos 20 años se produjeron más la mitad de los plásticos existentes en el mundo. Más aún, sus deshechos en el mar podrían triplicarse en el 2040”.
Lo más preocupante de este indicador es el bajo porcentaje de reciclaje, siendo el mismo menos del 10%, y eso sin contar la cantidad de recursos que solamente se usan por una ocasión.
Estos plásticos terminan en lugares de tan difícil acceso, como el fondo de los océanos o en lugares tan accesibles como la tierra. Además, están expuestos no solo al agua sino a factores como el sol y los microorganismos, degradándolos y convirtiéndolos en fragmentos, ¡que pueden terminar en el alimento que consumimos!
Profundizando en ello, el estudio del Human Consumption of Microplastics, expuesto en Environmental Science & Tecnology, expone datos que te dejarán “en shock”.
Por ejemplo, el consumo de microplásticos al año puede llegar a ser de entre 39.000 y 52.000 partículas en el 15% de la ingesta calórica. Esto se evaluó en una muestra estadounidense. Adicional a ello, la inhalación de estas partículas se estima que está entre las 74.000 y 12.000.
Para identificar de dónde proviene la mayor ingesta de estos residuos, el estudio describe:
Número medio de partículas microplásticas encontradas por gramo/litro/m3 en consumibles seleccionados:
- Agua embotellada: 94,37.
- Cerveza: 32,27.
- Aire: 9,80.
- Agua del grifo: 4,24.
- Mariscos: 1,48.
- Azúcar: 0,44.
- Sal: 0,11.
- Miel: 0,10.
Frente a esta investigación, distintos medios han realizado sus comentarios y expuesto los resultados. Uno en concreto nos llama la atención y es el de Statista, titulando, en su infografía: “Comemos, bebemos, respiramos microplásticos”. Lastimosamente esa es la realidad a la que las personas nos enfrentamos, sin embargo, indagando un poco qué efectos negativos tiene esto para el ser humano, no se precisan con exactitud, pero estudios como King´s College de Londres e investigadores de la universidad de Josh Hopkins mencionaron puntos claves como la toxicidad de estas partículas, además de afectar el sistema inmune e intestinal.
Incluso National Geographic indica ratifica no solo los estudios anteriores, sino que presenta una serie de preguntas y respuestas de científicos, sobre estas partículas que pueden ocasionar alergias y muerte celular, además de que las mismas viajan en el torrente sanguíneo. Es preciso aclarar, sin embargo, que hace falta realizar más estudios para identificar la gravedad de este tema en el cuerpo.
Alarmante o no, lo cierto es que existe mucho por hacer y cambiar para mejorar el planeta en el que vivimos, cuidando no solo de nosotros sino de todas las especies que forman parte de los diversos ecosistemas. ¡Es nuestra responsabilidad hacer algo!
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Escrito por Natalia Gutiérrez V.
