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Estás trabajando desde casa, revisando tu e-mail, escuchando música en streaming, y tu reloj inteligente ya te felicitó por tus pasos diarios. Todo va bien… hasta que te das cuenta de que literalmente todo está siendo monitoreado.
Bienvenidos al siglo XXI, donde la privacidad se convirtió en una especie en vía de extinción digital.
No es paranoia, son datos:
Según Statista, solo el 34% de los usuarios de internet en todo el mundo sienten que tienen el control total de su información personal. Y lo más inquietante: el 43% cree que su privacidad en línea ha disminuido en los últimos 12 meses.
Pero esto no es solo un tema global. En América Latina, la situación es igual de delicada.
Un informe de VPNRanks muestra que más del 70% de los latinoamericanos están preocupados por el uso que hacen las empresas de sus datos personales, especialmente en apps móviles y redes sociales.
No es solo una percepción. Plataformas como Facebook, TikTok o WhatsApp han sido cuestionadas por el uso de datos personales de sus usuarios.
¿Se acuerdan del famoso caso de Cambridge Analytica? Bueno, eso fue solo el comienzo.
En 2018, se reveló que la consultora británica Cambridge Analytica accedió sin consentimiento a los datos personales de aproximadamente 87 millones de usuarios de Facebook. Esta información fue recopilada a través de una aplicación llamada “This Is Your Digital Life”, desarrollada por el investigador Aleksandr Kogan.
El dato → Aunque solo alrededor de 270,000 personas instalaron la aplicación, esta también recolectó datos de sus contactos, ampliando significativamente el alcance de la recopilación de información.
La filtración de estos datos generó preocupaciones globales sobre la privacidad en línea y el uso indebido de la información personal.
Como respuesta, Facebook implementó cambios en sus políticas de privacidad y limitó el acceso de aplicaciones de terceros a los datos de los usuarios.
Además, el escándalo impulsó debates y reformas legislativas en varios países, enfocadas en fortalecer la protección de datos personales y garantizar una mayor transparencia en el manejo de la información en plataformas digitales.
Aun así, la vulnerabilidad persiste en nuestros días.
La normalización de ser rastreados
Desde el GPS hasta el historial de búsquedas, pasando por lo que decimos en voz alta cerca de Alexa o Siri. Mejor dicho, la cantidad de datos que entregamos (muchas veces sin darnos cuenta) es absurda.
Como lo explica Revista Seguridad 360, hoy vivimos una “hiperconectividad tóxica“ que convierte nuestra información en el principal activo comercial de las grandes tecnológicas.
Seamos honestos: nos encanta pedir comida por apps, usar filtros de Instagram y compartir memes que el algoritmo claramente nos recomendó. Y aunque sabemos que estamos cediendo parte de nuestra privacidad, preferimos la comodidad.
Esa ambigüedad está mejor explicada en otro análisis de VPNRanks, que dice que más del 50% de los usuarios dicen estar “muy preocupados” por su privacidad, pero solo un 20% usa herramientas como VPN o navegadores privados de forma habitual.
En otras palabras: sabemos el riesgo, pero no hacemos mucho para cambiarlo.
Y ojo: incluso las plataformas laborales no se salvan. Según un estudio de la OIT citado por Finanzas Digital, más del 60% del trabajo en plataformas digitales en América Latina implica un uso intensivo de datos personales sin regulaciones claras sobre privacidad y seguridad.
¿Por qué debería importarte?
Porque tu huella digital no desaparece. Los datos mal gestionados pueden afectar tu reputación, tus oportunidades laborales y hasta tu seguridad financiera.
Además, muchas leyes latinoamericanas aún están en desarrollo, y no todas las empresas cumplen las regulaciones actuales.
¿Cómo está el marco legal de la protección de datos en España y América Latina?
🗸 España es pionera en este ámbito con su aplicación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) desde 2018, que obliga a las empresas a obtener tu consentimiento explícito para usar tus datos y te otorga derechos como el acceso, rectificación y supresión de tu información personal.
Además, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha impuesto sanciones significativas a empresas que han infringido estas normativas, demostrando su compromiso con la privacidad
En América Latina, la protección de nuestros datos personales ya no es solo un tema de conversación, sino una realidad legal. Por ejemplo:
🗸 Ecuador implementó en 2023 su Ley Orgánica de Protección de Datos Personales, que exige consentimiento informado para el uso de datos y establece sanciones para quienes no cumplan.
🗸 Colombia, con su Ley 1581 de 2012, garantiza el derecho al habeas data, permitiéndote saber qué información tienen sobre ti y solicitar su corrección o eliminación.
🗸 Costa Rica protege tus derechos digitales mediante la Ley 8968, supervisada por la PRODHAB, asegurando que nadie utilice tu información sin permiso.
🗸 República Dominicana, la Ley 172-13 establece principios claros sobre el tratamiento de datos personales, basándose en el derecho constitucional a la intimidad.
🗸 Bolivia, una entidad no lucrativa, Fundación Bolivia cuyo propósito es fomentar la protección y el uso de los derechos digitales. Esta organización lleva a cabo campañas de sensibilización, proporciona formación y consultoría jurídica en asuntos relacionados con la protección de datos personales.
Esto nos dejó una lección clara: nuestra privacidad digital ya no es un lujo, es un derecho que debemos ejercer con conciencia.
Informarse y exigir el cumplimiento de tus derechos también es tu responsabilidad.
¿Y la digitalización laboral qué?

La digitalización ha traído beneficios evidentes como el trabajo remoto, la flexibilidad horaria y una mejora en la productividad, como expone el artículo de Finanzas Digital.
Pero también ha creado nuevos desafíos: vigilancia digital en el entorno laboral, almacenamiento de información biométrica y análisis predictivo de rendimiento basados en tus interacciones online.
Este entorno híbrido y conectado requiere nuevas formas de protección, tanto personales como institucionales.
¿Qué puedes hacer para recuperar el control?
Sin caer en la paranoia, aquí algunos pasos prácticos que puedes tomar:
Revísalo todo → ajusta las configuraciones de privacidad en tus redes, especialmente permisos de apps móviles.
Lee las cookies → (al menos por encima) los términos y condiciones antes de dar “aceptar todo”.
Usa VPN → también opta por navegadores como Brave o Firefox, que limitan el rastreo.
Activa la verificación en dos pasos → en todas tus cuentas importantes.
Desactiva el micrófono/cámara de tus dispositivos → sobre todo cuando no los uses.
En resumen: ¿mito o realidad?
La privacidad no ha desaparecido, pero sí está siendo redefinida. Vivimos en una era donde todo lo que hacemos online deja rastro.
No se trata de volvernos invisibles, sino conscientes. Si somos capaces de exigir transparencia, adoptar buenas prácticas digitales y educarnos en el tema, aún podemos tener cierto control.
Y tú, ¿qué estás haciendo por tu privacidad digital?
Comparte este artículo con tus colegas, cuestiona tus hábitos en línea y empieza a tomar decisiones más informadas.
Además, preparamos un bonus extra: Aquí te dejamos un video con 5 razones (por si no fueron suficientes) para tomarte en serio la seguridad de tu información.
La privacidad en la era digital no tiene por qué ser un mito, pero depende de nosotros que no lo sea.
Escrito por: Catalina Bonnet