El otro lado de la red: los ciberataques

¿Cómo operan y cuáles son los métodos que utilizan para provocar un ataque en tu sistema?

Tiempo de lectura: 3 minutos ⌚

En el mundo digital en el que trabajamos, compramos, estudiamos y hasta socializamos, todo parece fluir con naturalidad.

Abrimos un correo, descargamos un archivo, nos conectamos a una red Wi-Fi y seguimos con el día sin pensarlo demasiado. Pero lo cierto es que, detrás de cada clic, puede esconderse un riesgo que no se ve a simple vista.

Un enlace aparentemente legítimo, una notificación que se parece a las de siempre, una sesión abierta en un dispositivo que no debería tener acceso… y de pronto, sin que ocurra nada ruidoso ni evidente, alguien ya encontró una puerta.

Los ciberataques funcionan justo así: silenciosos, pacientes y aprovechando pequeños descuidos.

Antes de revisar cómo la región enfrenta un aumento de amenazas, conviene saber cómo operan esos ataques. Conocer al enemigo, o al menos sus tácticas, es el primer paso para defenderse. ↓

¿Cuáles son los tipos de ciberataques?

Según Microsoft, los ciberataques generalmente se agrupan en dos grandes categorías:

Ataques basados en productos básicos: estos ataques no tienen un blanco específico, se envían masivamente, con herramientas o scripts automáticos. Si alguno cae, una persona cualquiera que use una contraseña débil o abra un correo falso, ya están dentro.

Ataques dirigidos por personas o ataques manuales: Aquí sí hay alguien real, detrás de la pantalla, con la intención de ingresar a un sistema específico, una empresa, una institución, un órgano de gobierno.

Los métodos más usados incluyen:

1. Phishing: la trampa más común, pero también la más efectiva → es la técnica donde los atacantes se hacen pasar por un servicio legítimo como un banco, una empresa de mensajería, incluso un compañero de trabajo, para engañar a la víctima y obtener datos como claves o accesos.

¿Por qué funciona tan bien? Porque llega por donde menos lo esperas: un correo con tono urgente, un enlace que parece familiar, un mensaje que imita a la perfección algo que ves todos los días.

2. Malware: software que entra sin permiso → es cualquier programa diseñado para causar daño o robar información. Se disfraza de documento, aplicación o enlace atractivo. Los tipos más comunes incluyen:

Los famosos Troyanos: entran ocultos dentro de archivos aparentemente normales.

Spyware: espía la actividad del usuario.

3. Ransomware: secuestro de datos → es uno de los ataques que más crece en el mundo, ya que se cifra la información y exige un pago para desbloquearla.

¿Lo preocupante? No siempre buscan grandes empresas. A veces el objetivo es quien tenga una pequeña vulnerabilidad o datos importantes.

4. Ataques de fuerza bruta → romper claves por insistencia. Aquí no hay ingenio, sino persistencia. El atacante utiliza herramientas que prueban miles (o millones) de combinaciones de contraseñas hasta dar con la correcta.

Contraseñas como 123456, admin, fecha de nacimiento o nombre de tu mascota son básicamente una invitación abierta.

5. DDoS: saturar hasta que el sistema cae → un ataque de denegación de servicio distribuido o DDoS, consiste en enviar tanto tráfico a un sitio web o servicio que este se vuelve inaccesible. Es como si miles de personas intentaran entrar por una sola puerta al mismo tiempo.

Estos ataques suelen usarse para interrumpir operaciones de empresas, servicios públicos o tiendas en línea.

6. Botnets: una red de dispositivos comprometidos → cuando un atacante infecta muchos equipos (computadoras, celulares e incluso cámaras o refrigeradores inteligentes) puede controlarlos de forma remota. ¿Para qué los usa? Por ejemplo, para lanzar DDoS.

¿Por qué esta clasificación importa?

Porque dependiendo del tipo de ataque, las defensas cambian. Un ataque masivo puede mitigarse con buenas contraseñas, actualizaciones o bloqueos de phishing. Un ataque dirigido exige monitoreo, segmentación de redes, buenas políticas de acceso, controles de identidad, etc.

Conocer la diferencia te permite diseñar una estrategia de seguridad más inteligente, efectiva y coherente con tu perfil (usuario, empresa, organización).

El panorama en Latinoamérica: un aumento acelerado de amenazas 

En Latinoamérica las cifras muestran un crecimiento acelerado y sostenido de incidentes de seguridad. Según un informe recopilado por WeLiveSecurity (basado en datos del Banco Mundial), los ciberataques divulgados en la región crecieron un 25% cada año durante la última década (2014 al 2023) superando el promedio global del 21%.

Este crecimiento coincide con varios factores que aumentan la vulnerabilidad regional:

  • Un aumento del 145% en dispositivos conectados (IoT).
  • Un boom del comercio electrónico (e-commerce), con crecimiento del 280%.
  • Expansión de sistemas digitales de gobierno, educación y servicios. Muchas veces sin la seguridad adecuada.

Los datos muestran que casi un 30% de los incidentes afectan a entidades gubernamentales en la región, mientras que para países de altos ingresos apuntan a sectores como la salud.

 A nivel mundial, los ataques con fines financieros representan el 73,9%, pero en países en desarrollo ese porcentaje baja a 41%. Esto sugiere que hay otras razones que podrían ser: acceso a información sensible, presión institucional, interrupción de servicios, entre otras.

Estos incidentes no son problemas aislados o digitales: tienen impacto económico, institucional y social. Por ejemplo, en 2022 la paralización de sistemas en entidades de gobierno en un país centroamericano derivó en pérdidas estimadas en 2,4% del PIB.

Más aún, según proyecciones del Banco Mundial, si un país redujera su cantidad anual de incidentes, por ejemplo, de 50 a solo 7 podría llegar a ganar hasta 1,5 puntos porcentuales de PIB.

En otras palabras, invertir en ciberseguridad sería el siguiente paso.

¿Cómo protegerse de un ciberataque? 

Tanto usuarios como empresas pueden implementar medidas que reduzcan significativamente su riesgo.

Aquí van algunas buenas prácticas:

🗸 Autenticación sólida: contraseñas robustas, verificación en dos pasos, claves seguras. Evita confiar únicamente en contraseñas repetidas.

🗸 Actualización constante: mantener sistemas operativos, software, aplicaciones al día.

🗸 Control de accesos: limitar permisos innecesarios, asignar roles claros, gestionar accesos de forma consciente.

🗸 Monitoreo y visibilidad de riesgos: conocer los activos digitales, supervisar actividad, identificar patrones extraños.

🗸 Copia de seguridad confiable (backups): tener respaldos actualizados y separados, una defensa esencial ante ataques que cifran datos.

🗸 Concientización y formación: educar a equipos, usuarios y colaboradores sobre riesgos, phishing, correos sospechosos, buenos hábitos.

Con un enfoque responsable y continuo, es posible proteger redes, datos e información sensible incluso en un contexto de amenazas crecientes.

Si este tema te gustó, mira este video que preparamos para ti Cuidado con los ciberataques.

Escrito por: Catalina Bonnet

Créditos imagen de portada: Freepik

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