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Es innegable el aporte que ha tenido la tecnología en cada sector económico al cual ha llegado. Si antes, en el de logística, 3 o 4 operarios debían mover cajas, ahora se hace vía robots; si en el pasado 2 trabajadores tenían que pelar 100 papas en 2 horas, hoy un equipo automatizado lo hace en 20 minutos y, si antes tenías que dedicar un tiempo considerable en generar varias facturas manuales a tus clientes, hoy, se hace en segundos gracias a la Facturación Electrónica.
La tecnología definitivamente llegó para quedarse y mientras más rápidos seamos para adaptarnos a aquellos cambios, tanto más efectivos, ágiles y relevantes seremos, en cualquier industria en la que estemos.
En Bolivia, la Facturación Electrónica se ha convertido en una de las modalidades más relevantes de los últimos años, pues, entre otras cosas:
- Ahorra costos de facturación.
- Ahorra espacio en las oficinas, que ahora ya no deben destinar grandes mobiliarios para guardar sus facturas, sino que todo queda en la nube.
- Optimización de procesos.
- Registro más ágil de las facturas, en tiempo real.
- Fomento del e-commerce y el factoring.
- Promueve la transparencia fiscal.
Este sistema, actualmente, tiene 3 grupos obligados a facturar electrónicamente. El último, comenzará a hacerlo de forma obligatoria desde el 1 de febrero del 2023 y el cuarto grupo también se avizora para este año, precisamente para el 1 de abril, según lo dispuesto por el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) en la Resolución N.º 102200000024.
Estos contribuyentes deberán adecuar e implementar sus Sistemas Informáticos de Facturación de acuerdo a alguna de estas modalidades que les hayan sido asignadas:
- Electrónica en línea.
- Computarizada en línea.
- Electrónica en línea o computarizada en línea.
- Computarizada en línea o portal web en línea.
- Portal web en línea.
En este contexto, el año pasado, el señor Mario Cazón, director del SIN, recalcó que las facturas emitidas desde diciembre de 2021 y hasta agosto del 2022, llegaban a la asombrosa cifra de 123,6 millones. Esta cifra es realmente sorprendente, dado que la obligatoriedad de facturar inició apenas algunos meses antes.
Ahora, según se recoge en una nota de Página Siete, medio noticioso boliviano, se han superado, entre diciembre del 2021 y diciembre del 2022, las 300 millones de facturas electrónicas emitidas, de forma más precisa 303,8 millones.
Según el presidente del SIN, estos datos definitivamente muestran que los resultados se están dando según lo esperado. Para el funcionario: “una de las ventajas de este sistema es que tanto el comprador como el vendedor tiene el registro de las transacciones en tiempo real en el SIN (…)”. Esto sin duda permite a ambas partes saber si las facturas son realmente válidas en cuestión de segundos.
Si deseas conocer en qué modalidad de facturación has sido asignado como contribuyente, puedes entrar a través del SIAT en línea o directamente aquí.
¿Qué vendrá a futuro para esta modalidad? Solo el tiempo lo dirá, pero, dada la inherente y galopante digitalización, estamos seguros de que seguirá creciendo a paso firme.
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Escrito por Alex Morán Navia
