Ok, seamos honestos. Hablar de finanzas puede sonar tan entretenido como ver cómo crece el pasto. Pero si estás emprendiendo, invirtiendo en ti, o simplemente intentando sobrevivir a fin de mes, hay una métrica que debería estar tatuada en tu mente: el ROI.
¿El qué?
Si, el ROI viene del acrónimo en inglés Return On Investment, o Retorno de la Inversión. Básicamente, mide cuanto ganaste (o perdiste) respecto a lo que invertiste.
¿De dónde salió el término ROI?
Este modelo fue inventado por Donaldson Brown. un ingeniero eléctrico estadounidense, que en 1914 se unió al área financiera de la empresa química DuPont. Años después, esta empresa compró casi una cuarta parte de General Motors (GM) y le encargaron a Brown arreglar las finanzas.
Fue gracias a sus sistemas de planificación y control, que GM empezó a crecer con fuerza. Ese éxito hizo que el modelo financiero de Brown, conocido como el modelo DuPont, se volviera súper popular en grandes empresas en EE. UU.
Desde entonces, el ROI ha evolucionado y se ha convertido en un indicador financiero clave en la toma de decisiones empresariales y personales.
Según el portal Santander Academy, el ROI es una herramienta fundamental para medir la eficiencia y rentabilidad de una inversión en cualquier tipo de negocio.
En palabras simples, es una formula financiera que te dice si estás ganando o perdiendo con lo que haces.
Y ojo → no es solo para empresas gigantes. Si vendes brownies en Instagram, tomas un curso para mejorar tu perfil profesional o te lanzas con un podcast, esta métrica te puede dar una gran claridad.
¿Ahora si tienes curiosidad?
Veamos cómo funciona.
¿Cómo se calcula?
Vamos a poner un contexto ficticio para entenderlo mejor:
Imagina que te animas a emprender y haces brownies para vender.
¿Qué necesitas?
- Comprar los ingredientes (huevos, harina, chocolate etc.)
- Cajas o materiales para su empaque o envoltorio.
Esa sería tu inversión. Que digamos en total fueron $100.000. Luego vendes todos tus brownies y recibes un ingreso en total de $150.000. Entonces, ganaste $50.000 extra después de recuperar lo que invertiste.
Ahora te preguntas: ¿qué tan buena fue esa ganancia? Aquí es donde entra la formula.
→ ROI = (Ganancia – Inversión) / Inversión × 100
En la ganancia, iría lo que obtuviste al final (puede ser dinero, ingresos de ventas, etc.). Luego, la inversión que hiciste al inicio (dinero, tiempo, recursos etc.) Y el resultado se multiplica x 100 porque se expresa en porcentaje, que es mucho más fácil de entender. En este ejemplo sería:
- Ganancia (Ingreso total): $150.000
- Inversión (lo que gastaste): $100.000
- Ganancia neta (lo que realmente te quedó): $150.000 – $100.000 = $50.000.
→ Ahora veámoslo con la fórmula:
ROI = (150.000 – 100.000) /
100.000 × 100
ROI = 50.000 / 100.000 × 100 =
0.5 × 100 = 50%
¿Por qué es 50%?
Porque esos $50.000 de ganancia son exactamente la mitad de lo que invertiste: $50.000 es el 50% de $100.000.
¿Qué te dice eso?
Un ROI del 50% es buenísimo. Pues:
- Tu inversión fue rentable
- Ganaste más de lo que pusiste
- Vale la pena repetirlo, mejorarlo o escalarlo.
Si el ROI hubiera sido 0%, significa que recuperaste lo que invertiste, pero no ganaste nada. Y si fuera negativo… bueno ya en este punto no hay que explicarlo.
¿Por qué obsesionarte con el ROI?

Porque si no sabes cuánto estás ganando por lo que inviertes, estás jugando a ciegas con tu dinero. El ROI es como el Waze o Google maps de tus finanzas, pues te dice si vas por el mejor camino o si estás dando vueltas en círculo y gastando gasolina (plata) sin llegar a nada.
Veamos algunas ventajas de aplicarlo:
Toma decisiones con cabeza, no con corazón.
¿Invertiste en publicidad y no sabes si funcionó? ¿Estás pensando en pagar por un curso, abrir una tienda online o hacer brownies para vender? El ROI te ayuda a decidir con números, no con intuición. Porque no se trata de si “sientes que te fue bien”, sino de cuánto realmente ganaste comparado con lo que invertiste.
Compara proyectos como un pro.
Con el ROI puedes poner dos o más ideas sobre la mesa y ver cuál te da mejor rendimiento. Por ejemplo: ¿Te conviene más vender brownies caseros o hacer catering para eventos?, ¿Vale más la pena invertir en TikTok Ads o en Instagram?
El ROI te da una forma de medirlo y elegir la opción más rentable.
Evalúa lo que ya hiciste y mejora.
El ROI no solo sirve para planear, también para revisar. Te permite mirar atrás y analizar si una acción pasada fue un acierto, aceptable, o un fail total. Así puedes ajustar tu estrategia y no repetir errores costosos.
Atrae inversionistas (si es tu caso).
Si estás buscando que alguien más invierta plata en tu idea, el ROI es una carta fuerte. Habla de retorno, rentabilidad y visión. Suena serio y profesional, y demuestra que tú no solo tienes una idea, sino que sabes cómo hacerla rentable.
Es aplicable a todo (literal).
No importa si estás en el mundo de los negocios, eres freelance, creas contenido o vendes online. El ROI lo puedes aplicar para saber si tus recursos (tiempo, dinero, esfuerzo) están volviendo con intereses… o se están yendo sin dejar rastro.
Te ayuda a escalar lo que sí funciona.
Cuando entiendes bien qué inversión te está devolviendo más, puedes duplicarla, escalarla o mejorarla. Así, en lugar de hacer muchas cosas al azar, te enfocas en lo que de verdad suma a tus resultados.
En resumen, tu negocio de brownies tendría mayor claridad para tomar decisiones como:
• ¿Vale la pena hacer más brownies?
• ¿Ese curso de cocina me está ayudando a mejorar mis habilidades culinarias?
• ¿La campaña en redes está trayendo clientes o solo likes?
Saber calcularlo, analizarlo y mejorarlo te va a ahorrar tiempo, dinero y hasta lágrimas.
Así que ya sabes, la próxima vez que vayas a invertir en algo, hazte la pregunta: ¿y el ROI?
Si te gustó este contenido, también te puede interesar. Cómo el time blocking transformó mi jornada laboral (y puede transformar la tuya).
Escrito por: Catalina Bonnet