Impuestos verdes: el paso fundamental hacia una economía sostenible

Esta es una herramienta fiscal para reducir la contaminación y fomentar las actividades sostenibles. Descubre sus beneficios, retos y su trazabilidad a futuro

Tiempo de lectura: 5 minutos ⌚

El cambio climático, el deterioro ambiental y la necesidad de transicionar hacia una economía más sostenible ya nos son solamente asunto de los expertos, de hecho, se ha convertido en una prioridad estratégica para los gobiernos de la región, las empresas y la ciudadanía en general.

En ese contexto, surgen herramientas fiscales innovadoras para alinear los incentivos económicos con la protección del planeta.

Una de ellas son los impuestos verdes: tributos diseñados con el propósito de recaudar y, sobre todo modificar el comportamiento hacia una mayor responsabilidad ambiental.

A diferencia de los impuestos tradicionales (que se centran en ingresos, consumo y propiedad) en cambio los impuestos verdes apuntan a aquellas actividades, bienes o servicios que generan un impacto negativo sobre el entorno, con la idea de que quien contamina pague por ello.

Cada vez más países lo implementan dentro de sus políticas fiscales, implicando un cambio para las empresas, ciudadanos y la contabilidad ambiental de la región.

Quédate en este artículo que veremos qué son los impuestos verdes, cómo funcionan, cuáles son sus objetivos, dónde se aplican, qué beneficios aportan y los retos que enfrentan.

¿Qué son los impuestos verdes? 

El concepto resulta sencillo en apariencia, pero su aplicación implica retos importantes. Los impuestos verdes pueden definirse como: aquellos tributos que se aplican a actividades, bienes o servicios con efectos contaminantes o que utilizan recursos de manera poco sostenibles.

Su meta no solo es generar ingresos, sino, sobre todo incentivar que empresas y ciudadanos cambien sus hábitos hacia alternativas más respetuosas con el medio ambiente.

Dentro de este esquema más amplio de “fiscalidad verde”, los impuestos verdes funcionan como instrumento para aquellos que contaminan asuman los costes del daño ambiental, en lugar de solo generar impacto ambiental libre de responsabilidades.

Una de las principales diferencias con otro tipo de impuestos es su fin regulatorio, mientras los impuestos convencionales buscan esencialmente la recaudación económica, los impuestos verdes buscan la modificación de comportamientos, fomentar alternativas de energías y dirigir los ingresos hacia un modelo más sostenible.

¿Cómo funcionan los impuestos verdes?

Para que estos impuestos sean efectivos, su diseño y aplicación deben cumplir ciertos criterios: que el objetivo a combatir esté claramente identificado (por ejemplo, las emisiones de CO2, consumo de combustibles fósiles, la generación de residuos, los plásticos no reciclables), que la tasa a pagar sea proporcional al impacto ambiental y que los recursos generados sean reinvertidos (al menos gran parte) en iniciativas ecológicas para contrarrestar el daño ya hecho.

El principio de “quien contamina paga” es fundamental para este mecanismo.

Por ejemplo, una empresa que emita CO2 deberá pagar este impuesto por tonelada emitida, lo que la incentiva a reducir sus emisiones o a invertir en tecnologías limpias.

Además, los fondos recaudados pueden destinarse a proyectos de energías renovables, movilidad sostenible, reforestación u otras iniciativas que contribuyan a mitigar el impacto ambiental.

¿Dónde se puede aplicar este tipo de impuestos? 

Los impuestos verdes tienen distintos sectores claves, ya que la contaminación y el agotamiento de recursos no se limita a una sola industria. Algunos de estos sectores son:

Transporte:

Este es uno de los grandes emisores de gases de efecto invernadero. Los impuestos se aplican sobre combustibles fósiles (gasolina, diésel), también se pueden implementar de acuerdo con la emisión del vehículo o peajes urbanos para zonas de bajas emisiones para najar el porcentaje de emisiones de gases invernadero y sobre todo fomenta el uso de transportes eléctricos.

Industria y energía:

Las actividades industriales y de generación de energía son responsables de gran parte de la contaminación global. Este impuesto se puede aplicar al carbono, tarifas sobre el uso excesivo de recursos (agua, minerales) o incentivos a energías limpias, este tipo de impuestos ayudan a contrarrestar el coste ambiental de dichas actividades.

Gestión de residuos y plásticos:

La gestión de residuos es un problema en exponencial crecimiento, es por eso por lo que uno de los principales objetivos de los impuestos verdes es multar el uso de platicos de un solo uso (bolsas, botellas, envases), con tarifas por generación de residuos o impuestos a vertederos. De este modo se incentiva el reciclaje, la economía circular y la reducción de desechos. 

Beneficios principales de estos impuestos 

Desde su implementación se han reportados muchos beneficios medioambientales, económicos y sociales como:

  • Impacto ambiental: al encarecer las actividades contaminantes, se promueve la transición hacia fuentes de energía limpia, menos emisión de CO2 y reducción de residuos plásticos lo que ayuda a proteger los ecosistemas vulnerables.
  • Sostenibilidad: las empresas buscan oportunidades de nuevos procesos más eficientes y menos contaminantes, con el objetivo de encontrar sostenibilidad, lo que incentiva al desarrollo de nuevas tecnologías no contaminantes para evitar el impuesto verde.
  • Recaudación con propósito: Los fondos recaudados pueden destinarse a proyectos ecológicos y el desarrollo de tecnologías limpias, los impuestos verdes no solo buscan frenar la contaminación, sino promover un modelo económico más equilibrado y sostenible a largo plazo.

El futuro de los impuestos verdes pende de muchos factores, como su aceptación social, que tan bien se aplica y de la aceptación social.

Los organismos globales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), están impulsando toda la iniciativa de los impuestos verdes y avanzando hacia un precio mínimo global del carbono.

El uso de tecnología también es clave para este impuesto gracias a la IA y de contadores inteligentes para llevar un control de la emisión de CO2 para tener una cantidad emitida más precisa y transparente a la hora de emitir este impuesto y lograr una fiscalidad verdad optima y cada vez más limpia de emisiones y contaminantes.

Para complementar esta lectura, te invitamos a darle un ojo a sostenibilidad empresarial y Facturación Electrónica.

Escrito por: Anna Jordan

Compartir:

Más Posts

¿Qué opinas de este tema?