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La injerencia de la tecnología en la vida moderna es indiscutible. Desde la segunda mitad del siglo XX en adelante, cada década difiere mucho de la anterior en el modo de vida. Internet ha traído aparejada una ola de cambio inédita, en apenas tres décadas modificó para siempre la vida humana.
Literalmente, la gente hoy puede perfectamente no salir nunca de su casa: se puede trabajar, comprar ropa, comida, pagar servicios, contratar un electricista, adquirir un vehículo, pedir un préstamo, comprar una casa, tomar clases, hacer ejercicios con un personal trainer y una infinidad de posibilidades que hace años hubieran sonado demasiado locas para ser verdad.
Por efecto de esta nueva normalidad, han cambiado las nuevas maneras de hacer negocios. Los comerciantes y empresarios han aprendido, en algunos casos a la fuerza, algunos términos como digitalización y automatización, cuestiones a adoptar en sus negocios para no quedar fuera de juego en un mercado tan competitivo y dinámico.
Hoy hablaremos de uno de esos vocablos nuevos que derivan de los cambios en la idiosincrasia de los negocios. Estamos refiriéndonos a la RPA, cuyo nombre significa Automatización Robótica de Procesos, por su sigla en inglés Robotic Process Automation.
Este concepto engloba muchas cuestiones, pero, a grandes rasgos, puede definírselo como una búsqueda de automatización de procesos realizables por la Inteligencia Artificial.
Cuando hablamos de Inteligencia Artificial, lo hacemos para no encasillar o acortar el concepto, porque, si bien la sigla hace referencia a robótica, la realidad es que también se la utiliza para softwares, siempre que cumplan la premisa de automatizar procesos.
Lo que se intenta conseguir con esto es optimizar las tareas, partiendo de la concepción de que, al reemplazar humanos con máquinas, se aumenta la velocidad de producción notablemente, y los costos se disminuyen, lo que redundará en un trabajo mucho más eficiente.
Cabe resaltar que la RPA no busca prescindir de los seres humanos, sino que plantea la necesidad de utilizarlos en puestos más estratégicos y en los que se necesite más de la creatividad, la estrategia y la inventiva, en lugar de desempeñarse en tareas sencillas y repetitivas.
Escrito por Pablo Ortiz.
